Pues si, aunque parezca increíble ya ha pasado otro año más, difícil para unos, enriquecedor para otros.
En estos días tendemos a sentir emociones encontradas, la felicidad de reencontrarse con algunos (aunque este año con moderación y “muuuuchas” precauciones) y la tristeza de los que ya no están, especialmente algunos de los que ni siquiera nos hemos podido despedir.
¿Cómo es tu coctel emocional en estas Fiestas?
Muchos hablan de que la vida es una montaña rusa en la que tienes que disfrutar todo el camino, independientemente de si estás subiendo o bajando, pero ¿eres el piloto de tu vagoneta o te dejas llevar por la inercia?
Nos han inculcado desde muy pequeños (de ahí nuestras creencias) que estamos en un tiempo diferente, que esta época del año es para ser “bueno”, para “perdonar”, y también de hacer balances.
No podemos olvidar que estamos también al final del año, se supone que el cierre de un ciclo. Y nos planteamos “retos” y objetivos para el año próximo mientras evaluamos mentalmente el año que está por acabar.
Para mi todo es evolución, aprendemos tanto de lo bueno como de lo malo y el objetivo máximo es el aprendizaje, lo que te lleva a modificar tus patrones de conducta en base a lo aprendido.
¿Qué has aprendido este año?
Algunos hablan de año de Mier…coles (como dirían mis amigos latinos). Pero ¿cuánto hay de verdad en eso?
Quizás este año 2020 nos ha sacado de nuestra zona de “costumbre” que no de “confort” y nos ha puesto en el camino de algo que puede hacer de nosotros mejores personas o peores personas y eso va a depender únicamente de ti.
¿Y si por una vez nos centramos en lo bueno que ha traído y el aprendizaje que deja? ¿Y si por una vez utilizamos lo que nos pasa para “evolucionar” y no para quejarnos?
Si en algo coincidimos todos es que el 2020 no nos ha dejado indiferentes, para muchos ha sido la primera vez que han visto mermada su “libertad”, quizás la primera vez en la que se ha entendido el concepto de “autoridad” y en la que se han hecho muchas cosas (mas o menos lógicas y eficientes, no voy a entrar en ese debate ahora) en beneficio de la mayoría y, en teoría, pensando en el bien común en lugar del individualismo al que muchos podrían estar más o menos acostumbrados.
Para otros que, a lo mejor, no han tenido la “suerte” de disfrutar de una libertad y democracia más abierta puede que el “cambio” no haya sido tanto.
Para los que nos creemos “primermundistas” ha podido ser un duro golpe vivir confinamientos, limitaciones, escasez, toques de queda, recortes, e incluso pérdida de empleo o en algunos casos la pérdida de seres queridos en condiciones que nadie debería haber tenido que sufrir.
Cruce de caminos
Todo esto se puede quedar solo en una “experiencia negativa” y que cuando termine, nos den la pastilla azul de Matrix y todo parezca una pesadilla de la que despertamos, o podemos realmente valorar qué nos ha llevado a esta situación y cómo podríamos enfrentarla si se repite de nuevo, porque puede ser sólo la punta del iceberg.
La persona en la que te conviertas dependerá exclusivamente de ti, de tu resiliencia, de tu adaptabilidad, del cambio en tus valores y prioridades. De tus elecciones en muchos ámbitos de la vida.
Definitivamente el cruce de caminos está ya aquí y te toca decidir, jugar tu baza. Ya no vale el “a mi esto ni me va ni me viene”. Toca decidir, toca madurar como especie humana hacia una mayor conciencia y eso, amigos, solo se puede hacer desde la responsabilidad y el aprendizaje.
Te invito a que estas Fiestas valores más que nunca “quien eres” y no “qué tienes” o “qué eres”. ¿Cuál es tu papel en esta partida que es la vida? Y, ¿con quién quieres jugarla?
Aprovecha para pasar tiempo de calidad con los que todavía están, no importa si en persona u online, eso es lo de menos. Déjate sentir, acompaña al que lo necesite. Quizá ahora sea tu momento.
Feliz Navidad y, más que nunca, próspero y renacido año nuevo.
¡Ah! y gracias.
Charly Relaño