Hace unos meses, organizando un curso para mujeres inmigrantes con una idea de emprendimiento, dije: “¿Por qué nos habrán convencido de que tengamos hijos?”
Algunas de estas mujeres saltaron en defensa de sus hijos. Como si mi intención fuera causarles mal alguno, y tras haber echado pestes sobre cómo se portan y sobre lo atadas que se sienten o lo difícil que les resulta ayudarles a estar bien, sin sobreprotegerlos.
Esto me hizo pensar en lo difícil que es la comunicación, en lo individualistas que somos los seres humanos y en el sentido desmedido que tenemos de la propiedad.
Realmente, a lo que me refería era a que utilizamos el planeta como un vertedero, todos consumimos y contaminamos constantemente.
Esto provoca una contaminación que acaba con especies naturales, genera sequías, cambios climáticos, migraciones, pobreza, asesinatos e intentos de suicidio, … y parece que somos incapaces de parar.
¿Qué les estamos dejando a esas criaturas?
¿Para qué les traemos al mundo habiendo posibilidades de planificación familiar?
La convivencia es lo más difícil que hay y el planeta está superpoblado. Sigo pensando aún, que la solución está más en parar los nacimientos que en provocar muertes de personas que no tengan nuestro color, nuestra lengua o nuestras costumbres, porque nacieron en otro sitio.
¿Por qué no se hace ya? Me lo pregunto constantemente. ¿por qué seguimos dando juego a los superpoderosos que compiten entre ellos en quien la tiene más …, quién llega mas lejos en un viaje espacial?
Resulta, que 1 de cada 100 muertes es por suicidio, según las estimaciones de la OMS. Publicación “Suicide worldwide in 2019”.
Hay más muertes por suicidio que por VIH, paludismo o cáncer de mama, e incluso que por guerras u homicidios. Es alucinantemente triste.
En 2019 se suicidaron 700.000 personas y cada una es una tragedia.
Entre jóvenes de entre 15 y 29 años, el suicidio es la cuarta causa de muerte, por detrás de los traumatismos por accidentes de tráfico, tuberculosis y violencia interpersonal. Se suicidan más del doble de hombres que de mujeres.
¿Somos incapaces de pensar como grupo?
Los estereotipos de aspecto, modo de vida, nivel cultural e intelectual…, entre otros, hacen que el objetivo sea inalcanzable para una mayoría de personas en el mundo. Vivimos por y para el consumo, que destroza la naturaleza y a sus habitantes.
Los jóvenes no van a pagar las pensiones de los mayores si mueren antes, si no tienen puestos de trabajo o si tienen que emigrar por cambio climático, catástrofes naturales o conflictos bélicos.
Lo triste es que hay visión para crear unas monedas que están fuera del sistema y no hay visión de como rescatar a las personas y resto de seres vivos. Continúa sin escucharse que no hay otra salida.
Si a los más mayores ya no les importa, al menos, a los de mediana edad y a los jóvenes debería abrirles los sentidos.
Las ideas que propone la OMS son:
- Limitar plaguicidas y armas de fuego
- Que los medios de comunicación difundan los suicidios de manera responsable.
- Fomentar entre los jóvenes las competencias socioemocionales para la vida.
- Detectar y hacer seguimiento a quienes tengan tendencias suicidas.
Por supuesto, no soy nadie para criticar estas medidas de una organización tan importante, pero me pregunto nuevamente: ¿Quién ha pensado en la erradicación de los motivos que hagan suicidarse a las personas? ¿por qué no dejamos de una vez de ser competitivos y pensamos como humanidad? ¿por qué no empezamos ya a apoyarnos como habitantes de un mismo sitio, para convivir de manera más agradable para todos?
¡Tenemos que ponernos manos a la obra ya!
María Álvaro